“Este se va a enterar de lo que vale un peine”, pensó para sí Inés. En el silencio de la noche y bajo el reflejo de la luz del porche, se vislumbró un faro, y como si de una bala se tratara traspasó el cuerpo, cruzo de frente y salpicó a su sombra. Mientras se colocaba las medias de cristal, su vestimenta denotaba la elegancia y el porte de su estilo. Aquella representación traspasó el juego de la fantasía.
Miren E. Palacios
Bilbao, 15 de diciembre de 2014
#autor
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