
Hubo un tiempo en el que el País Vasco bullía de poesía. Los jóvenes creadores se reunían en tertulias poéticas, publicaban revistas, organizaban actos en la calle y lanzaban consignas.
La obra es un homenaje poético a Franz Kafka a través de un diálogo con un escritor que, en palabras del propio De la Sota, «trasciende la literatura para incorporarse a la memoria de la humanidad».
Como poeta, de hecho, ha publicado una decena de libros que le han valido los máximos reconocimientos en buena parte de los certámenes literarios nacionales e internacionales. Además de los dos Premios Euskadi y de haber llegado a ser finalista del Premio Nacional de la Crítica, en su curriculum poético figuran el Premio Internacional Antonio Machado, el Premio Jaén, el Premio Alfons el Magnànim y el Ciudad de Córdoba.
Pero además, y aunque para el galardonado la poesía forma parte de otra dimensión porque «le ayuda a vivir», el reconocimiento también le ha llegado como narrador de relatos, con premios internacionales como el Max Aub y Camilo José Cela y el Iberoamericano Cortes de Cádiz.
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