Un baile caribeño le esperaba en la terminal, sus amigos le habían preparado una bienvenida diferente, “lugareñas a ritmo de salsa”, adornadas con sus mejores ropas y portando variados collares de múltiples colores.
Solo una premisa rondaba en el ambiente, ¡diversión a tope! la hora real o la que fuera, ¡eso daba igual! el ron se encargaría de bautizar el camino.
Miren E. Palacios
Bilbao, 15 de noviembre de 2013
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