¡Hola!
Un paseo mañanero por la orilla de la mar, observación total tipo radar sin que se note que miras, como a mí me gusta.
Primero veo una imagen tierna donde el cariño, el respeto y la admiración se palpa nada más ver como limpia una madre la caca a su hijo, se le habrá escapado, con síndrome de Down de unos veintidós años. Sujetado también por su padre, ambos le tenían agarrado para que todo fuera bien y él se sintiera cómodo.
Estaban en una zona apartada, pero con la luz tan intensa del día se veían perfectamente las maniobras. Preparados con un bolsa de basura y con lo necesario para que a su hijo no le faltara de nada. Me ha emocionado y encantado porque me ha dado la oportunidad de situarme una vez más en la realidad de la vida, “lo pequeño es grande”
Mi segunda imagen ha sido ver a la típica mujer de unos cuarenta años operada de los pechos, me ha dado la impresión que hacía poco tiempo de ello, paseando luciéndolo todo. Creo que es un riesgo y una absurda tontería, ¡lo qué se hace por lucir…! No le va bien a las cicatrices de las intervenciones, por muy de cirugía estética que sean, el sol. Precaución y prevención, por favor. ¡Toda una estupidez!
Mi tercera imagen de ese relajado paseo matutino me ha asustado, un hombre tipo cocodrilo, lagarto… Todo su cuerpo tatuado con vivos colores y en diferentes gamas, solo le quedaba la cara y poco más, según lo que mostraba… ¡ufff! ¡Me parece bien! ¡Respeto total! , es su cuerpo y puede hacer lo que desee, pero que lo cuide en todos los aspectos.
Y por fin una imagen que me ha hecho esbozar una sonrisa, muchos arquitectos y muchas arquitectas, construyendo castillos, murallas o pozos con cubos de agua y arena. Niños y niñas pasándoselo fenomenal y ajenos a mis observaciones, también he visto en ese maravilloso camino de unos nueve kilómetros algunos valientes tapados con arena y regalando sonrisas a los que pasábamos cerca de ellos. “Los niños y las niñas nunca defraudan”
Me quedo con la primera imagen porque me ha hecho pensar en que cada segundo de vida se debe valorar y dar gracias, desde la sencillez y la humidad se ve con mayor dignidad lo que observan nuestros ojillos.
El pasear por la orilla tiene sus ventajas, te inspiras y admiras lo que sucede alrededor.
¡Ojooo! También me he bañado, refrescar el cuerpo es salud.
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