Desde entonces papá ya nunca juega con él, al final era muy aburrido ver cómo Paco, subía al monte más cercano en bicicleta, no sin antes, pasar por la plaza del pueblo para comprar el periódico y tomarse un rico café.
Las cartas y el domino eran su fuerte, jamás lograba quedarse sin pareja, daba igual el campeonato, lejos o cerca, -con un solo As era el rey de la nostalgia-.
Miren E. Palacios
Llodio, 15 de junio de 2013
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