Se dibuja una sonrisa mellada a través de esos labios finos, a la par que esa mirada granuja, no es de un niño cualquiera. Al final de la pared, Roberto tiene colocada la foto de forma que se divisa desde la puerta de entrada.
Cada vez que se recibe una visita, se escuchan las mismas palabras, "que acertado habéis colocado el marco”, esa mirada lo está pidiendo a gritos.
Miren E. PalaciosBilbao a, 11 de Febrero de 2012
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