Cuando, como cada tarde, regrese su padre. Entonces les dará tiempo a realizar aquellos ejercicios que como de costumbre, quedan pendientes.
Él sabía que debía hacerlos, pero era tanto el esfuerzo y el dolor que le suponía mover la pierna, que siempre se resistía y lo dejaba para una segunda tanda o por si colaba y algún día a alguien se le olvidaba.Miren E. Palacios
Bilbao a, 19 de Mayo de 2012
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